martes, 5 de junio de 2007

Muenas nochex y entidades difusas

Sin estímulos visuales vengo. Solo vengo a entregar mis últimas nuevas conclusiones de un Martes que ya es Miércoles.
El palito que late me guía y me dejo llevar por su curso: quiere contar un cuento. Sobre dos hombres que eran el mismo, exactamente iguales eran, estos dos hombres que eran uno. Eran uno, porque en la vida social, la urbana, la de los tramites, el trabajo, las relaciones, eran uno. Pero al llegar a su hogar estaba el otro exactamente igual en su día de descanso esperando las novedades de su día. Un día de cada uno. El día de descanso era en casa, no había forma de salir. Cuando los dos estaban juntos, cada uno era si mismo, pero fuera de casa interpretaban al mismo personaje y lo creaban juntos como quien escribe un cuento. Tanta vida le dieron a este personaje que éste era el verdadero significado de sus vidas: interpretarlo. ¡Y que bien lo hacían!
Existían entre ellos, diferencias, pocas, pero siempre las resolvían dando prioridad al bienestar de su personaje. No había nada que quisieran más que a Él. Ellos no podían ser él, nunca, porque eran solo la mitad de ellos mismos. Sin el otro, no había uno.
Toda una vida de muchospocos años. Y la destrucción se hizo esperar por una vez.
Porque cuando la conocieron, las diferencias ya no se resolvieron en busca de lo mejor de él, ahora eran un cada uno. No podían lidiar con ese día cada uno. Todo se fue al carajo, muy progresiva y lentamente, como quien no quiere ver el inevitable derrumbe final. Porque fue el final. El descubrir Amor fue lo que termino toda armonía, unión e integridad. Ahora eran un cada uno queriendo lo mismo por si mismos y no un cada uno queriendo lo mismo para un otro. ¿Ese otro? Dejo de existir. Toda una vida de esfuerzos y cuidados para enloquecer por los cabellos al viento.
El palito dictó.
El lecho espera.