lunes, 7 de mayo de 2007

Del dolor de las cosas bellas


Veo el árbol de pocas hojas moverse por la acción del viento y escucho el sonido producido. Veo hojas caer de los arboles por la acción de Otoño, veo todo esto y dentro de la conmoción que me produce la naturaleza obrando, me duele. Es un dolor pacifico pero activo. Es querer ser ese Árbol, esa Hoja cayendo, ese viento soplando...
Es querer poseerlo todo. Absorberlo. Serlo, vivirlo...
Otoño es intenso. Quiero estar en todos lados, ser todos lados, vivir en el pueblo más lejano y desconocido y en la ciudad más repleta de gente (que sea NYC). Quiero sacar fotografías a cada instante, a cada cosa espontánea, quiero registrarlo todo, los diálogos, las risas, los pensamientos. Quiero recordar cada momento. Ni hablar de las lágrimas entre camperas y bufandas. Ni hablar de las mujeres.
Me excluí. Nunca tan humano y de otra especie. El momento en el que escribo: Necesito recordarme que esto nació de un impulso, pero eso no me obliga a no premeditar.

Mañana fría, mediodía frío, tarde fría, medianoche fria, noche fría: Día frío. Todos (en Capital Federal como minimo) en algún momento pensaron/mencionaron el frío que hizo hoy. Todos mencionaron/pensaron el calor de algún día de Enero también. Con eso nada.
Té, porción de torta, pijama, pantuflas...una cama con dos acolchados, estufa eléctrica, computadora, música...chat...
A menudo pienso en que habrá sucedido hoy con la gente que no tiene todo esto. Que pensaran de mí el portero de un edificio de La lucila, el almacenero de Tandil, el colectivero de alguna linea de Bahia Blanca...
Los pueblos son lugares asombrosos. La vida de pueblo. Un pueblo ahora, un 8 de mayo, a esta hora de la noche.
¿Que historias de amor se gestaran? ¿Cuales se abran gestado?
Está claro que me llama la atención por mi lejanía de ese mundo. Un bicho de ciudad, con todos los estímulos a su alcance, acostumbrado a que así sea. Un mail me dijo: La caspa de tu barba se debe a la poca capacidad de relacionarte (¿era así?...por ese lado venia)
Frunciendo el ceño al monitor.
Sin nada para decir. No me es fácil fluir sin pensar.

"Sólo un hombre muy rico hubiera podido permitirse el lujo de disponer de una Maquina de secretos semejante y sólo Howard Hughes la quería y la necesitaba. Constaba de muchas partes, porque Hughes tenía muchos aspectos que ocultar. Ocultaba grandes secretos, tales como un soborno de 100.000 dolares para un presidente, y secretos triviales, como, por ejemplo, de donde sacaba su strudel de manzana. Oculto sus propios motivos para que ni siquiera los mas allegados supieran por qué estaba haciendo lo que hacia. En una época caracterizada por la sinceridad personal y la autorrevelacion que todo lo descubre, el creia en la conveniencia de ocultarlo todo"
Un estracto (fragmentado) del libro Howard Hughes, los años ocultos, de James Phelan.
Yo no soy un hombre muy rico, pero me atraen algunas extravagancias.

En la calle veo mucho tergopor, y estos días me aparecieron delante: Negativos de una pareja con su hijo recién nacido, el diario intimo de una niñita de 10 años, una vela y un resaltador. De todo esto solo me quede con los negativos y la vela. Parche encontró un hueso y yo encontré que sacarlo a pasear le cuesta mas a la mente que al cuerpo. Finalizada la odisea arácnida, gustoso de haberlo conocido a Peter Parker, sus dilemas, confrontaciones, actos heroicos, posesiones, miedos, etc. Volver al Cine fue redescubrir unas cuantas sensaciones monumentales. Me sigue importando estar en el Centro de la Sala. Me siguen afectando las voces durante el film. Me sigue importando muy poco gastar dinero cuando se trata de ver bien una película.

No sé si será mejor...
Llamarte cada vez que tengo ganas de escucharte o renunciar a cualquier acercamiento.
Ver la mitad llena a la mitad vacía.
Tolerar o imponerme.
Pensarte o rechazarte.
Verte cuando yo quiero o nunca más.
Aceptar o enojar.
Fruncir el ceño o relajarlo.
Seguir escribiendo o no.
Despreocuparme o intensificar.
Quietud o movimiento.
En síntesis:
Hablar o callar.
Callar o crecer.
Crecer o encapricharme.
Encapricharme o soltar.
Soltar o amarrar bien fuerte.
En conclusión:
Darme a conocer o recluirme.
Recluirme o mirarte a los ojos.
Mirarte a los ojos sin sufrir.

Me duele la belleza desparramada y desfachatada como si no hubiera ojos. Sólo se la permito a los niños: y por ser niños y no tener conciencia de los increíblemente hermosos que son. La belleza espontánea es ternura. La ternura planificada es arriesgada, y lo arriesgado tiene el No, pero se puede llevar el Sí. ¿Que pierde? Gana el dolor del rechazo. ¿Que gana? Pierde el miedo a ser rechazado. Ya ganó.
Extraño amores que no son, que nunca fueron y nunca serán. Extraño otras almohadas y mirarte mientras dormis. Extraño seres que no pude conocer. Extraño momentos que pasaron en los que actuaría de otra forma. Extraño hoteles e historias que nunca fueron mías. Temer consecuencias a raíz de engaños que pude evitar.
Frontal o aislado. Se trata de.