viernes, 28 de septiembre de 2007

INLAND EMPIRE



Por David Lynch

Cuando empezamos no había ningún Inland Empire, no había nada. Un día me tropecé con Laura Dern en la calle y descubrí que era mi nueva vecina. No la veía desde hacía tiempo, y me dijo: “David, tenemos que hacer algo juntos otra vez”. Y yo le dije: “Seguro. A lo mejor escribo algo para vos. Y a lo mejor lo hacemos como un experimento para Internet”. Ella me contestó: “Perfecto”.

Así que escribí un monólogo de catorce páginas, Laura las memorizó, y fue una toma de unos setenta minutos. Ella estuvo fenomenal. No podía lanzarlo en Internet porque era demasiado bueno, y me volvía loco, porque había algo ahí que escondía un secreto acerca de muchas más cosas. Y pensaba. Algo más debía emerger, y eso llevaría a otra escena. Pero no sabía qué podía ser, y no tenía demasiado sentido. Pero entonces, aparecía otra idea para otra escena. Y quizá ésta, la tercera, estaba más distanciada de las primeras dos, aun cuando la segunda ya era un salto importante con respecto a la primera.

Un día nos estábamos preparando para rodar una escena, “La pequeña casa”, que interpretaban Laura Dern y mi amigo Krzysztof Majchrzak, un actor de Polonia. El estaba recién llegado a Los Angeles, y la pandilla de CamerImage lo trajo a casa. Cuando bajó del auto, tenía puestos estos anteojos tontos, y sonrió y se los señaló.

Así que a mí se me ocurrió que quería usarlos para la escena y le dije: “No, no, no Krzysztof”. El me dijo: “Necesito algún objeto de utilería”. Fui hasta mi oficina, abrí el aparador y vi un pequeño fragmento de teja rota, vi una piedra, vi una lamparita roja, pero muy transparente, como una lucecita navideña. Saqué todas estas cosas y se las ofrecía como opciones. “Toma una de éstas, Krzysztof”, y él eligió la lamparita. Dejé las otras cosas de lado. Entonces fuimos a la pequeña casa donde íbamos a filmar y Krzysztof salió de detrás de un árbol con la lamparita roja en la boca, y así rodamos escena. Así que una cosa llevó a la otra.

Realmente tuve este sentimiento de que existe un Campo Unificado, tiene que haber una unidad entre una lamparita de árbol de Navidad roja y este hombre de Polonia que llegó usando unos extraños anteojos. Es interesante ver cómo estas cosas que no están relacionadas conviven juntas. Y te hace poner la mente en funcionamiento. ¿Cómo se relacionan estas cosas aunque parecen tan lejanas? Conjura una tercera cosa que casi unifica las dos primeras. Es una lucha ver cómo esta unidad en la niebla de la diversidad podría funcionar. El océano es la unidad y estas cosas flotan sobre él.

Y pensé: “Bueno, obviamente debe haber una manera en que se relacionen: por este gran Campo Unificado”. No podría haber un fragmento que no se relacionara con el todo. Sentí que todo era una sola cosa. Así que tenía altas esperanzas de que emergiera una unidad, que vería la forma en que todas estas cosas se relacionaban una con otra. Pero no fue hasta la mitad del proceso cuando, de repente, vi una especie de forma que uniría al resto, todo lo que había venido antes. Y ése fue un gran día. Ese fue un buen día, porque pude decir que se convertiría en una película.

Un día, todavía muy temprano en el proceso, estaba hablando con Laura Dern y supe que su nuevo esposo, Ben Harper, es del Inland Empire en Los Angeles. Estábamos charlando y ella lo mencionó. No sé cuándo salió, pero dije: “Ese es el título de la película”. No sabía nada acerca de la película en ese momento, pero quería llamarla Inland Empire.

Mis padres tenían una cabaña en Montana. Mi hermano la fue a limpiar un día y encontró un cuaderno detrás de una mesa de luz. Me lo mandó, porque era mi cuadernito de cuando tenía cinco años y vivía en Spokane, Washington. Lo abrí y la primera foto era una vista aérea de Spokane. Y debajo decía: “Inland Empire”. Así que supuse que iba por buen camino.

Este es el capítulo que David Lynch dedica a Inland Empire en su flamante libro Catching The Big Fish: Meditation, Consciousness And Creativity (“Atrapando al gran pez: meditación, conciencia y creatividad”) que será publicado en castellano por la editorial Mondadori el año que viene.