jueves, 16 de agosto de 2007

Perdí un texto / ¿Un mal sueño?


Perdí un texto hoy por la tarde. Entre una orden a la computadora y un botón pulsado sin tiempo, se perdió el texto que me tuvo ocupado durante un buen rato. Que impotencia, que serie de cosas vacías me hace sentir perderte. Cosas a las que puedo titular de mil modos, pero nunca expresarían del todo eso que…bla.
Bueno, con el texto perdido y unas ideas más desarrolladas, sentía que tenía que escribir aquello nuevamente. Y claro, juegan en contra aquellas cosas que sé me gustaban, porque buscaré repetir o simular aquellas oraciones que se dan solo una vez. Y algo forzado nunca es agradable de escribir.
El texto perdido fue (fue perdido) consecuencia de lo que relataba la historia. Lo supe al experimentar, con la distancia entre ficción y realidad, la misma emoción de impotencia del personaje. A grandes rasgos a este personaje le daban la noticia más esperada en la situación menos esperada. Su amante, una joven 10 años menor que él, entre lágrimas y sollozos le comunicó: “Estoy embarazada y es tuyo”.
Él cerró los ojos. Como a mi me pasó segundos después de ver la ventana de Word cerrada sin el documento guardado. En ese cerrar de ojos, la vida entera se hizo angustia tangible y concreta. Millones (¡millones!) de agujas recorrieron su espinal dorsal. Y lo primero “Ay, no te quejes, no, no” balbuceo la mente, “vos lo sabias, vos sabes en donde de metías”. Oh, el dolor, lo estaba experimentando. Cada milésima de segundo se sentía más densa y más vivida. Se vio volando por los aires como primera escapatoria. ¿Cómo podría volver a mirarla a los ojos? “¿A quién?” retrucó la mente. “¿A cuál de las dos?”.
El ruido del exterior había desaparecido por completo, el viento pinchaba y dolía en la cara. Sintió temblores de tanto miedo. La mandíbula rígida, el cuerpo paralizado por entero. El corazón latiendo fuerte.
Pensó en cuanto tiempo había transcurrido entre la noticia y sus pensamientos…en cuantos llevaba con los ojos cerrados… ¿15 segundos como mucho? ¿Y ahora?
“¿Cómo?” pensó…cómo había llegado a esto, pensó.
“¿Por qué a mi?” y “¿Cómo te atreves?”, correlativamente.
No se podía pensar. Hasta que se pudo. Pensó en la solución más moralmente discutida, y no le importó en lo más mínimo la salud de nadie.
Ya había abierto los ojos, pero no estaba mirando a nada, la vista volvió en si y vio a una chica que ahora no podía ser vista más que como una niña. “No puedo” dijo el. Después de una transformación en el rostro de ella, dijo “No quiero”. Ella no tardó en volver al llanto, preguntando y perdiendo lo poco de inocencia que ya no había “¿Me vas a dejar sola con esto?”. El lloró. Las lágrima saltaron, pero no hubo gemidos. Y otra vez la mente dijo “¿Cómo?”. Ellos satisfacían una fantasía puramente carnal, en la que quizás ella incluía también afecto sentimental. El jugaba. Una tarde, dos tardes, tres tardes, ya se había transformado en hábito y el peligro los excitaba muchísimo.
Al enloquecer por completo concluyó en su sueño este disgusto amarguísimo. Era un sueño. Se alegró de darse cuenta que sí, que había soñado, que no había accidente, ni vida que dar a luz. Giró furiosamente en la cama para comprobar lo que allí comprobó. Su esposa dormía pacíficamente. Él sintió culpa, al extremo, se sintió vacío ante la nobleza del dormir de su esposa; relajado. Pensó en cuán distintos eran ahora, ellos dos. Cuán lejana la realidad de la pareja feliz y sentida, la amistad entre ellos, el amor incondicional que ahora se cumplía por contrato. Volvió a apoyar su cabeza en la almohada, boca arriba…suspiró y se alegró, una vez más, de no tener que dar respuesta a la pregunta de la chica en el sueño. Pudo dormir recién una hora después…
Me llama la atención que no se le haya cruzado por la cabeza revertir su situación matrimonial…
Esto ya no es fresco. El tiempo esta impreso aquí. El paso del Tiempo.
Con esto escrito, hasta aquí llegaba. El giro que le había encontrado luego de haber perdido el texto, me lo olvidé. Era el desenlace que ahora tiene la confusión fragmentada en varios desenlaces posibles. Como consecuencia del texto perdido vinculado al sueño, en el sueño él sentía que no podía quejarse, ya que conocía el grado de sus acciones. Yo tampoco pude ni quise quejarme, estaba bien haber perdido el texto. Sin el texto encontré el final, con el texto lo perdí, y esto no sucedió hasta escribirlo nuevamente.
Y de eso se trataba el final, de un hombre que se equivoca y a raíz de un sueño siente que puede cambiar aquello que lo hace sentir mal. Esta sincera pero torpe nueva actitud tambalea entre las primeras 2 y 3 semanas, y el vuelve a cometer sus errores. Ya no me acuerdo si la chica quedaba embarazada después de esto o no. Pero al margen del contexto ficticio, la historia se trata de un hombre atrapado por sus propias trampas. Un hombre peligroso en busca de algo más, continuamente. Y puede que se levante, pero para volver a caer.
Un círculo imperfecto que es perfecto a su modo, sabio a su modo. Enseña algo que no sostiene. Se puede aprender mal.
De eso se trata entonces, de no poder romper las barreras y volver. Volver a volver a volver (y así millones de veces) a comenzar el círculo.

Buen día.